LA MINA

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ambiente acogedor y sin pretensiones

Taberna tradicional ubicada en el barrio de Chamberí, Madrid, que ha mantenido su esencia desde su apertura en los años 40

El establecimiento conserva su decoración original, incluyendo suelos de gres, barra de mármol y tinajas de cerámica, elementos que evocan la historia del lugar. La Mina se distingue por ofrecer una experiencia auténtica, alejándose de las tendencias de las “neotabernas” y “gastrobares. El ambiente en La Mina es acogedor y sin pretensiones, atrayendo tanto a jóvenes como a clientes habituales del barrio.

Entre las especialidades de la taberna destacan las gambas a la plancha y los pinchos morunos, que se pueden disfrutar acompañados de una caña bien tirada. Estos platos, servidos en un entorno que ha resistido el paso del tiempo, ofrecen a los comensales una experiencia gastronómica que combina tradición y calidad. La Mina representa un ejemplo de cómo mantener la autenticidad en un entorno urbano en constante cambio.

ambiente acogedor y sin pretensiones

Taberna tradicional ubicada en el barrio de Chamberí, Madrid, que ha mantenido su esencia desde su apertura en los años 40

El establecimiento conserva su decoración original, incluyendo suelos de gres, barra de mármol y tinajas de cerámica, elementos que evocan la historia del lugar. La Mina se distingue por ofrecer una experiencia auténtica, alejándose de las tendencias de las “neotabernas” y “gastrobares. El ambiente en La Mina es acogedor y sin pretensiones, atrayendo tanto a jóvenes como a clientes habituales del barrio.

Entre las especialidades de la taberna destacan las gambas a la plancha y los pinchos morunos, que se pueden disfrutar acompañados de una caña bien tirada. Estos platos, servidos en un entorno que ha resistido el paso del tiempo, ofrecen a los comensales una experiencia gastronómica que combina tradición y calidad. La Mina representa un ejemplo de cómo mantener la autenticidad en un entorno urbano en constante cambio.

Su fidelidad a la cocina sencilla y bien ejecutada, junto con una atención cercana y sin artificios, convierte cada visita en una experiencia cargada de autenticidad. La Mina no solo sirve tapas y cañas: ofrece una ventana al Madrid de siempre, donde el valor de lo cotidiano cobra un significado especial.